miércoles, 30 de diciembre de 2009

Espinas

Romance oculto tras los telones del entendimiento, carnoso abismo antesala desnutrida de la enajenación, en su hondura viven las ánimas del miedo y el dolor. Trayecto sin señales, con marco desbordado, suspendido en la nada atonal de lívida cadencia por lo esfumado de su estruendo o esencia, galopa la conmoción de una ruptura, deshabita los latidos de sus sentidos. Los arañazos en las oscuras armonías deshilachan sus sincronías Es el trance doloroso, ese desasosiego improvisado, con su vestimenta haraposa que se mece en el vaivén de sueños mudos de sombras y de tinieblas. Las estacas de las pesadillas enlutan las palabras y los fantasmas se apoderan haciendo surgir el penar bajo la forma de un silencio absorbido. En errático hechizo de delirio desprende un jirón de susurros emotivos. Es la espina fría que atraviesa el alba, la atormenta y en sus ciclones se forma la tormenta que desagua bebiendo el consuelo de sus lágrimas. Y en ese instante de puro llanto deja de ahogarse en su tormento jadea, suda, purga despierta en preludio el pálpito, EL que palpita el despertar del carmesí descorazonado. En la movediza realidad los relojes retoman su andar sobre el trayecto existencial donde se baraja en especies aromáticas el paisaje de un deseo vital.

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