miércoles, 30 de diciembre de 2009

Instrucciones, escrito por Antonia F H

Antonia F. H., “Instrucciones para ponerse un pulóver”
“En la repentina penumbra azul que lo envuelve parece absurdo seguir silbando, empieza a sentir
como un calor en la cara aunque parte de la cabeza ya debería estar afuera, pero la frente y toda la cara
siguen cubiertas y las manos andan apenas por la mitad de las mangas. Por más que tira nada sale
afuera y ahora se le ocurre pensar que a lo mejor se ha equivocado en esa especie de cólera irónica con
que reanudó la tarea, y que ha hecho la tontería de meter la cabeza en una de las mangas y una mano
en el cuello del pulóver. Si fuese así su mano tendría que salir fácilmente pero aunque tira con todas sus
fuerzas no logra hacer avanzar ninguna de las dos manos aunque en cambio parecería que la cabeza
está a punto de abrirse paso porque la lana azul le aprieta ahora con una fuerza casi irritante la nariz y la
boca, lo sofoca más de lo que hubiera podido imaginarse, obligándolo a respirar profundamente mientras
la lana se va humedeciendo contra la boca, probablemente desteñirá y le manchará la cara de azul

El Quebrachal

Trabajo corporal, como el de los jornaleros, ansia, sudor, producción activa, respira con dificultad, es su anhelo en la espesura de gemas brotes, germinando en nutridas yemas, jornal que desea venir a su mano después de haber andado la certera luz del día. Ha arado con el alma los surcos de la vida y en ellos va sembrando una a una las semillas. Árbol de gran porte madera dura, corteza de tanino, follaje persistente ramaje extendido, el quebrachal ha nacido en el anhelo de la espera y en un instante de cosecha lo bautiza el alba con hebras blancas mientras teje lienzo, dos sabanas, para cobijar los cuerpos entre ambas.

Espinas

Romance oculto tras los telones del entendimiento, carnoso abismo antesala desnutrida de la enajenación, en su hondura viven las ánimas del miedo y el dolor. Trayecto sin señales, con marco desbordado, suspendido en la nada atonal de lívida cadencia por lo esfumado de su estruendo o esencia, galopa la conmoción de una ruptura, deshabita los latidos de sus sentidos. Los arañazos en las oscuras armonías deshilachan sus sincronías Es el trance doloroso, ese desasosiego improvisado, con su vestimenta haraposa que se mece en el vaivén de sueños mudos de sombras y de tinieblas. Las estacas de las pesadillas enlutan las palabras y los fantasmas se apoderan haciendo surgir el penar bajo la forma de un silencio absorbido. En errático hechizo de delirio desprende un jirón de susurros emotivos. Es la espina fría que atraviesa el alba, la atormenta y en sus ciclones se forma la tormenta que desagua bebiendo el consuelo de sus lágrimas. Y en ese instante de puro llanto deja de ahogarse en su tormento jadea, suda, purga despierta en preludio el pálpito, EL que palpita el despertar del carmesí descorazonado. En la movediza realidad los relojes retoman su andar sobre el trayecto existencial donde se baraja en especies aromáticas el paisaje de un deseo vital.

Psicoanálisis

Puesta en escena
de la palabra exiliada,
reflejo del silencio acallado y del mudo silencio,
al franquear el umbral
la decisión, analizante - analizado,
el Objeto a emerge
y enunciable se vuelve lo ajeno
encontrando aquello mismo
que hasta allí, lo ha llevado

Telar donde van las hebras a hilar
Puentes de Encuentro
el Inconciente, lo inconciente
entre Lazos se levantan.
Recuperando lo Conciente da acierto
bordando en la propia tela
nueva vida dá, a su Ser

Psicoanálisis,sólo Semblante,
haciendo silencio, equivalencias nacen.
Reconocimiento de una experiencia Es,
donde se vuelve Palabra Habitada
entonces ocurre, el hecho Sorprende
entrañas el Vervo se hace
Metáfora el Padre
y Anhelo, el Amor, en el Sujeto deseante

Gabriela Aguero de Galvez